El futuro del sector energético global está atrapado en un debate ideológico desordenado y engañoso. Dependiendo del eco-cámara polÃticamente informado en el que uno inevitablemente se encuentra confinado en las redes sociales, le dirán que la transición energética es un mito peligroso que terminará en desastre económico y apagones permanentes, o que la energÃa limpia salvará el mundo de la noche a la mañana, siempre y cuando los conservadores se aparten. Como siempre, la verdad está en algún punto intermedio.
La transición energética es estrictamente necesaria. Pero va a ser muy, muy difÃcil. Es perjudicial negar que casi con toda seguridad habrá sacudidas, pasos en falso y contratiempos mientras atravesamos uno de los capÃtulos más disruptivos en la historia industrial. En gran parte, estamos confiando en tecnologÃas no probadas y en muchos casos aún no comprobadas para surgir en el último momento.
Existe la tentación de endulzar la magnitud del imperativo de hacer la transición energética más digerible y menos desalentadora. Pero no hay negación, es una petición muy incómoda, e incluso aterradora. Y habrá ganadores y perdedores a medida que cambian las prioridades económicas: la transición energética es buena para la humanidad en su conjunto, pero ciertamente no es buena para todos. Reconocer estas verdades difÃciles es esencial para planificar adecuada y administrar el proyecto cooperativo más grande de la humanidad.
"Hay mucho engaño hacia nosotros mismos", citó Jason Grumet, el director de la American Clean Power Association (ACP), al Instituto Salata de Harvard para el Clima y la Sostenibilidad. "No queremos lidiar con un problema muy, muy difÃcil: ¿Cómo pensamos en la medida en que algunas comunidades han sido fundamentalmente antagonizadas y perjudicadas, lo cual es absolutamente cierto, y en el hecho de que el mundo se calentará si no aceleramos las cosas?"
El Fondo Monetario Internacional (FMI) destaca cinco grandes desafÃos que se interponen entre la humanidad y su futuro ideal de energÃa limpia: el ritmo incierto de avance y despliegue tecnológico, el desacuerdo sobre qué tan rápido podemos hacer la transición sin crear una interrupción importante, el equilibrio entre la seguridad energética futura y actual, la brecha de energÃa limpia en aumento entre los paÃses ricos y pobres, las barreras logÃsticas para componentes de energÃa limpia en la cadena de suministro.
El ritmo de la transición es un punto de fricción importante. Moverse demasiado lento y corremos el riesgo de una catástrofe climática. Moverse demasiado rápido y corremos el riesgo de grandes atascos sistémicos, dificultades económicas y choques energéticos. Al alejarnos solo del carbón, como acordó recientemente el G7 hacer para 2035, un millón de trabajadores en todo el mundo perderán sus empleos. Solo en Estados Unidos residen 1.7 millones de trabajadores de combustibles fósiles. Sin redes de seguridad adecuadas por parte del gobierno, asà como tiempo suficiente para desplegarlos adecuadamente, la pérdida de tales industrias es una tragedia inminente para comunidades enteras. Lo mismo ocurre para naciones enteras que necesitarán encontrar sectores económicos alternativos para mantener su PIB.
Además de estos costos económicos, existen considerables barreras logÃsticas para impulsar la transición energética demasiado rápido. Ya, el sector de energÃa limpia lucha con enormes retrasos en permisos, problemas importantes para asegurar los derechos de terrenos, y redes eléctricas desactualizadas y mal preparadas que no tienen ninguna esperanza de soportar la electrificación total en su estado actual. Mientras que los proyectos de energÃa limpia avanzan con financiamiento de iniciativas como la Ley de Reducción de la Inflación, importantes cuellos de botella enfrentan esos proyectos justo a la vuelta de la esquina. Esto apoya la idea de que hacer las cosas bien lleva tiempo. Eliminar esas fallas no debe ser una idea secundaria.
Lo mismo ocurre con equilibrar la seguridad energética actual con la futura seguridad climática. La crisis energética mundial que surgió después de la invasión de Rusia a Ucrania reveló que el mundo invirtió preventivamente de manera insuficiente en petróleo y gas, lo que provocó escasez de energÃa crÃtica que sumió a comunidades y paÃses de todo el mundo en la pobreza energética e incluso causó inseguridad alimentaria debido a la escasez de fertilizantes, entre otros impactos interrelacionados.
Estas vulnerabilidades son mucho más pronunciadas en los paÃses en desarrollo, que están muy rezagados en la transición a la energÃa limpia a pesar de haber contribuido menos al cambio climático y tener mucho que perder por ello. Uno de los mayores desafÃos para la descarbonización global es el apoyo financiero a tales naciones, pero hasta ahora los paÃses ricos han incumplido sus promesas de financiar la transición energética del sur global.
Finalmente, en cuanto al último punto de los cinco desafÃos clave del FMI, también hay importantes obstáculos en cuanto a la obtención de todos los materiales necesarios para fabricar la enorme cantidad de componentes tecnológicos de energÃa limpia, como turbinas eólicas, paneles solares, cableado eléctrico, baterÃas, etc., en los que depende la transición energética. Ya, el sector se ve ensombrecido por monopolios geopolÃticamente volátiles y prácticas mineras y de extracción medioambientalmente destructivas.
Además, justo cuando creemos que tenemos un plan para la transición, la oferta y la demanda cambian de formas impredecibles e inéditas. El rápido crecimiento de la inteligencia artificial y los centros de datos, asà como la creciente huella energética de Bitcoin, han aumentado enormemente la demanda global de energÃa. Y esa demanda seguirá creciendo a un ritmo mucho más rápido de lo que la implementación de energÃa limpia podrÃa esperar. Hacer que la inteligencia artificial sea una aliada de la transición energética en lugar de un enemigo será absolutamente esencial para el futuro de la transición energética.
Estamos hablando de una alteración sin precedentes de la industria global a una velocidad que el mundo nunca ha visto. Simplemente no hay manera de que cada paso sea suave. "Cada sector de la economÃa tendrá que cambiar a nuevas tecnologÃas, los consumidores tendrán que cambiar comportamientos, se tendrán que construir nuevas cadenas de suministro y todo esto tiene que suceder en todas las economÃas principales, en solo unas pocas décadas, y a costa de los ahorros de toda una generación", escribió Michael Liebreich de BloombergNEF en 2023. "¿Qué podrÃa ser más difÃcil?"
Bueno, un escenario de negocios normales serÃa más difÃcil. En una trayectoria donde el mundo no reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero, las condiciones climáticas pronto serÃan insostenibles para gran parte del mundo, lo que llevarÃa a grandes escaseces de alimentos y peligrosos niveles de agitación polÃtica, entre otras crisis. La descarbonización será brutal, pero la falta de acción ha resultado en un "código rojo para la humanidad". En última instancia, podemos facilitarlo. DeberÃamos comenzar siendo realistas sobre los desafÃos que enfrentamos para poder planificar juntos cómo superarlos.
Por Haley Zaremba para Oilprice.com
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