"China ha cambiado el mundo de la energÃa, pero ahora China está cambiando", informó la Agencia Internacional de EnergÃa (AIE) en su informe principal de 2023, World Energy Outlook. La segunda economÃa más grande del mundo ha saturado su propio mercado. Después de años y años de construir carreteras, edificios y otra infraestructura tan rápido como pudo, el vasto mercado interno chino finalmente está prácticamente alcanzado su lÃmite.
Sin embargo, mientras el crecimiento económico de China se estanca, la demanda de energÃa sigue creciendo. Después de décadas de un crecimiento acelerado, la economÃa de China se desacelera, la burbuja inmobiliaria a nivel nacional está explotando, y las tasas de desempleo son extremadamente altas a medida que un número récord de estudiantes se gradúan solo para enfrentar un mercado laboral estancado. Pero en lugar de cambiar de rumbo, Beijing está redoblando sus esfuerzos en la fabricación y dependiendo de las exportaciones para mantener en funcionamiento los engranajes económicos del paÃs.
Como resultado, el consumo de energÃa per cápita de China ha superado por primera vez en la historia al de Europa. Esta superación ha sido una larga espera, ya que el consumo de energÃa de China ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. Según datos de la AIE, el consumo de energÃa per cápita de China creció un asombroso 489% en el perÃodo de dos décadas, desde 2001 hasta 2021.
Aunque las emisiones de gases de efecto invernadero de China también han aumentado en el mismo perÃodo, no han seguido el mismo ritmo que la demanda de energÃa gracias a las inversiones sin precedentes de China en energÃas renovables. Desde el año 2000, las emisiones de dióxido de carbono de China han aumentado un 244%. Aunque sigue siendo una cantidad considerable de carbono, es una cifra bastante impresionante al ser solo la mitad del crecimiento del consumo de energÃa.
De hecho, China agregó más capacidad de energÃa renovable el año pasado que el resto del mundo combinado, y las energÃas renovables ahora representan la mitad de la capacidad de generación de energÃa instalada de China. Sin embargo, debido al tamaño de la economÃa nacional y a la escala gigantesca de sus sectores industriales, China sola es responsable de un impresionante 31.72% de las emisiones globales según estadÃsticas de la AIE.
Cada acción que tome China tiene importantes implicaciones para las preocupaciones energéticas y climáticas mundiales. Sin duda, la polÃtica de China de enfocarse en la fabricación, lo que ha llevado a una sobreproducción de muchos bienes, representa una amenaza para los objetivos climáticos globales. Sin embargo, atribuir exclusivamente la responsabilidad a Beijing serÃa una simplificación excesiva de una situación compleja, y en el peor de los casos, un intento de encontrar un chivo expiatorio. Como suele suceder, la verdad probablemente está en algún punto intermedio.
Aunque es cierto que China está sobreproduciendo varios bienes con la intención de inflar la oferta para la exportación en lugar de satisfacer la demanda existente para la exportación, eso representa solo una pequeña parte de la manufactura general del paÃs. La mayorÃa de la manufactura que se lleva a cabo en China es para satisfacer una demanda extranjera muy real que es crucial para mantener en marcha la economÃa global. Y eso requiere una gran cantidad de energÃa y produce una gran cantidad de carbono.
"No debemos ignorar la energÃa y las emisiones que los europeos han exportado efectivamente a los fabricantes chinos", recientemente señaló el Director Ejecutivo del Instituto de EnergÃa, Nick Wayth, a Bloomberg. "Si una disminución en el consumo de energÃa y emisiones en Europa simplemente aumenta la producción de carbono en otros lugares, las polÃticas para abordar el cambio climático global no están funcionando", concluye el artÃculo de Bloomberg.
Esto subraya la importancia de contemplar los objetivos y caminos climáticos desde una perspectiva global en lugar de centrarse en los "éxitos" y "fracasos" de paÃses y economÃas individuales. Lograr los compromisos establecidos en el acuerdo de ParÃs requerirá una cooperación y coordinación sin precedentes tanto de economÃas desarrolladas como en desarrollo, y exigirá que las naciones superen la tentación polÃtica de externalizar sus emisiones a paÃses más pobres con el fin de alcanzar sus propios objetivos aislados de emisiones. Al final del dÃa, es un juego de suma cero. Sin un enfoque global, todos pierden.
Por Haley Zaremba para Oilprice.com
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