Esta semana la ONU está debatiendo el futuro del plástico, al menos en apariencia. Las negociaciones del Tratado Global sobre Plásticos de la ONU tienen como objetivo reducir la contaminación plástica básicamente disminuyendo el uso de plásticos a nivel mundial. Y parece que están destinadas al fracaso.
La meta es ciertamente noble. Reducir la enorme cantidad de residuos plásticos que producimos a diario para evitar que terminen en rÃos, océanos y, según algunos investigadores, incluso en nuestro cuerpo. Sin embargo, lograr este objetivo es otra cuestión.
Los plásticos, especialmente los de un solo uso en envases, han sido fundamentales para hacer que muchos productos sean más asequibles para más personas. Y si bien los productos electrónicos podrÃan venderse sin envoltorios de plástico, la situación cambia cuando se trata de frutas, verduras y carne, además de que se vuelve más costoso.
Esta semana la Unión Europea aprobó nuevas normas sobre envases destinadas a reducir los desechos. Una de esas normas fue, de hecho, la prohibición de envases de plástico de un solo uso para frutas y verduras a partir de 2030. Esto significa que a partir de ese año, por ejemplo, los tomates probablemente se venderÃan en envases de cartón, lo que los harÃa más propensos a dañarse y eso llevarÃa a más desperdicio de alimentos en los supermercados, lo que los harÃa más caros. Y esto afectará más que solo a los tomates.
Parece entonces que, aunque noble, el objetivo de reducir la contaminación plástica puede ser más difÃcil de lograr de lo que parece. Las conversaciones de la ONU son un buen ejemplo de ello. En una actualización reciente, una ONG ecologista presente en el evento mencionó que Estados Unidos se habÃa negado a considerar cualquier medida adicional además de la legislación actual sobre plásticos. Si el mayor usuario de plásticos en el mundo se niega a considerar algo más que la legislación existente, las posibilidades de que el resto del mundo acuerde algo que pueda tener un efecto palpable en el uso de plásticos no son precisamente enormes.
Sin embargo, la industria del petróleo está preocupada. Los medios han informado que hubo muchos asistentes de la industria del petróleo y petroquÃmica en las conversaciones de la ONU en Ottawa, con The Guardian lamentando el hecho de que "en la cumbre de Ottawa, los lobbistas de los combustibles fósiles y petroquÃmicos superaban en número a cientÃficos, delegados de la UE e indÃgenas".
El informe menciona predicciones de BP que indican que los plásticos podrÃan llegar a representar hasta el 95% del crecimiento en la demanda de petróleo en las dos décadas hasta 2040, lo que coincide con muchas otras previsiones sobre las perspectivas de la demanda de petróleo. De hecho, los plásticos se consideran ampliamente como el principal impulsor de la demanda de petróleo en el futuro, aunque podrÃamos sorprendernos de cuánto tiempo perdura la demanda del sector del transporte a la luz de los últimos desarrollos en los mercados de vehÃculos eléctricos.
No es de extrañar entonces que la industria petrolera busque proteger este impulsor de la demanda, y cuenta con un sólido respaldo cientÃfico. Los plásticos son un gran contribuyente para que la atención médica moderna sea tan segura como lo es, y, probablemente más importante, contribuyen enormemente a que muchos alimentos sean accesibles para más personas, simplemente porque los envases de plástico reducen los costos de transporte y almacenamiento de estos alimentos. Sin embargo, si bien los plásticos utilizados en el ámbito sanitario están a salvo de prohibiciones, al menos por ahora, los plásticos en envases de alimentos son un objetivo.
"El problema es la contaminación. El problema no es el plástico". Asà lo afirmó Karen McKee, jefa de soluciones de productos de Exxon, quien recientemente dijo al FT que "Un lÃmite en la producción de plástico no nos ayudará en términos de contaminación y del medio ambiente".
McKee argumentó que las alternativas a los envases de plástico podrÃan tener una mayor huella de carbono.
Si esto suena familiar, probablemente sea porque recuerda a los argumentos en contra de la electrificación del transporte debido a todo el proceso de extracción, refinado y procesamiento de materias primas en los vehÃculos eléctricos que arroja una sombra sobre su credibilidad como vehÃculos de emisiones cero.
La simple verdad es que los plásticos se utilizan a una escala masiva porque son convenientes y baratos. Los defensores de la prohibición de plásticos necesitarÃan presentar alternativas que puedan ofrecer la misma combinación de conveniencia y precio para tener éxito con las prohibiciones a gran escala.
La situación refleja en gran medida la transición energética en sà misma. La energÃa eólica, solar y los vehÃculos eléctricos, por no mencionar el hidrógeno, han fallado consistentemente en destronar al petróleo, gas e incluso al carbón de su posición privilegiada en la mezcla energética mundial. Esto sigue siendo cierto incluso cuando la expansión de la energÃa eólica y solar ha hecho que la generación de gas y carbón sea mucho menos competitiva en ausencia del mismo tratamiento de subsidios.
Desafortunadamente, las alternativas a las prohibiciones de la producción de plásticos serÃan mejores procesos de eliminación y más reciclaje. Lamentablemente, el reciclaje también debe ser rentable para que funcione, y gran parte de este simplemente no lo es. El mundo tiene un problema de residuos plásticos. Las prohibiciones podrÃan resolver este problema, pero crearÃan otros nuevos y potencialmente más graves. Sin duda, es un serio dilema.
Por Irina Slav para Oilprice.com
Irina is a writer for Oilprice.com with over a decade of experience writing on the oil and gas industry. More
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